Una declaración de amor a la viña con 84 años de edad

Una declaración de amor a la viña con 84 años de edad

“Si volviera a nacer, volvería a trabajar en mis viñas de Lapuebla de Labarca”, asegura el octogenario José Frías, que sigue podando a fecha de hoy algunas de sus cepas.

– Tus paisanos te dirán que lo dejes, que no te vuelvas loco.

Eso me dicen, pero yo les contesto que son los trabajos en la viña los que a mí me dan la vida.

Dos-Grandes-Piedras

LAS poda y las cuida, colocando piedras cual bastones para las veteranas cepas.

No estaba previsto el encuentro con José Frías, pero Rioja Alavesa es una caja de sorpresas. La mañana había comenzado en Bodegas Pavoni. Una conversación con Juan Carlos López de Lacalle y su hijo Ion nos llevó a visitar la viña El Risco, donde se aprecia un cuidado pormenorizado, un tratamiento individual cepa a cepa…

En la finca El Risco la conversación giró hacia el veterano viticultor, con quien me había cruzado a primera hora de la mañana en Lapuebla de Labarca. José Frías llevaba una bolsa de plástico al hombro con unas tijeras de podar de las de antes, abrigando su cabeza con una gorra roja… Sin que yo lo imaginara, se dirigía a podar una de sus vetustas viñas.

El-Risco

DESDE la viña El Risco puede verse y sentirse Rioja Alavesa.

Las uvas de esas viñas antiguas forman parte hoy del vino de Bodegas Pavoni. Lo que llama la atención es que a sus 84 años José las siga trabajando, y que estos días de otoño las esté podando como si fuera un acto litúrgico, aunque ya se las haya traspasado en propiedad a Ion López de Lacalle.

No queriendo perderme esta historia, les pedí a Juan Carlos y a Ion que acudiéramos juntos de inmediato a la otra viñita, donde José Frías se encontraba podando, a un par de kilómetros de El Risco.

Cepa-podada-Sin

UNA de las cepas de El Risco podadas por José Frías.

Así que montamos en el coche. “A estas horas ya estará volviendo”, aseguró Juan Carlos. Y efectivamente, cerca de la viña a la que nos dirigíamos, en pleno camino, nos encontramos con José volviendo a pie, con sus tijeras al hombro, después de haber realizado el trabajo de poda.

“José es un agricultor de pura cepa, de los que, en sus años jóvenes, cuando trabajaba en la viña se quedaba a dormir la siesta junto a una cepa”, me cuenta Juan Carlos. “ Es el “agricultor/agricultor de antes” -continúa su hijo Ion-, de los que pasaban el día entero en el campo con su caballería”.

Cepa-Atada

“LA cuerda de José es para que cuando sople el fuerte viento, la cepa no se desmiembre”.

“Antiguamente madrugaban mucho -retoma Juan Carlos el relato-. Acudían al campo con el caballo, la mula o el burro, que dejaban atado; y lo primero que hacían era un poquito de lumbre para poner el puchero. Comían en el campo. Y después de comer y tomar un trago de vino, se echaban con la mantita un rato a dormir, al lado de una cepa”.

El Risco es una viña tradicional de Lapuebla. En ella ha dejado José Frías una parte de su vida. Hoy se ve claramente su “firma” en las cepas casi centenarias. Las observo y veo en ellas una exposición a cielo abierto. Cada cepa es una escultura retorcida por noventa inviernos. Así que no puedo menos que recorrerlas una a una, fotografiando la obra de toda una vida.

Cepa-sale-piedra

CEPA plantada entre dos piedras, con las raíces bien asentadas.

Las cepas más delicadas, las que él sabe que pueden romperse por el propio peso, o por una gran ráfaga de aire, las ampara José con una piedra o un montocito de ellas sobre las que descansan, cuando no un cordel para sujetar sus brazos…

José tiene 84 años, casi tantos como esta viña que plantó su padre años antes de que él naciera.

“Si valoras la viña El Risco en precio/coste, si lo planteas como un negocio, esto no sale a renta. La uva tiene calidad, pero las cepas dan poca cantidad. Además, el trabajo es todo manual, porque no hay maquinaria con la que se pueda entrar aquí… Pero ver esta viña es un espectáculo, una emoción”, explica Ion López de Lacalle.

CEPA-Dragon

CONTEMPLADA desde aquí, apoyada en la piedra, ésta parece ser la ‘cepa dragón’ de El Risco.

Veo en la viña vieja de José un laboratorio de sostenibilidad, un sentimiento profundo, el relato de una vida, a la vez que un viaje por el túnel del tiempo, donde parece que se ha detenido el reloj de la historia.

El humor está muy presente en la vida de José Frías. Al poco de encontrarnos con él, animado por Ion, asegura con una sonrisa cómplice que “Todos los caminos del vino del mundo conducen a Lapuebla de Labarca, cuna del buen vino”, homenajeando así a su pueblo…

Leer noticia completa: blogriojaalavesa.eus